Según el General Bermúdez Castro, que en su obra “Mosaico Militar” les dedica un capítulo repleto del garbo y la amenidad de tan ilustre pluma, los Gastadores los creó Gonzalo de Córdoba, el Gran Capitán.
Era costumbre allá por el siglo XV, cuenta el autor, requisar paisanos que iban delante de los ejércitos gastando el terreno, es decir, allanando y quitando los tropiezos; gente obligada que, al aparecer el enemigo, se acogía a las tropas, desordenadamente, contagiando el pánico a veces y siempre estorbando la maniobra, y en las derrotas, asesinando heridos para robarles.
El Gran Capitán renunció al sistema; sacaba de las filas cierto número de soldados fuertes que manejando alternativamente el azadón, la pica y la espada, aplanaban las asperezas del la tierra, cavaban trincheras y las defendían.
La idea de Gonzalo era demostrar que sus soldados no necesitaban nadie; quitarles la preocupación de que fuese humillante el uso de la pala y el pico y congraciarse con los indígenas, no exigiéndoles servicios tan penosos.
Para premiar estos trabajos, peligrosos y duros, les concedió el honor de marchar y desfilar en cabeza de regimientos, llevando a la espalda el útil antes aborrecido y luego estimado como un honor.
Siempre se escogían los de estatura aventajada y complexión atlética, y como su atuendo era imponente aparecerían gigantescos y solemnes, causando la admiración de todos.
Por inveterada tradición, todo gastador se consideraba modelo de soldado.
Nunca se veía ninguno en la prevención o en el calabozo, y perder el galón era la mayor vergüenza.
El Marchar a la cabeza del regimiento, dar la guardia en el altar durante el santo sacrificio de la Misa, rodear y escoltar las imágenes en las procesiones, estar exentos de servicios mecánicos y oír las conversaciones de los Jefes, les da mucha importancia entre el resto de la tropa.
Los gastadores constituyen en tipo clásico español, como herencia que nos dejó nuestro Gran Capitán.
Sargento SERRANO
Reescrito por: Novalbos-36
Era costumbre allá por el siglo XV, cuenta el autor, requisar paisanos que iban delante de los ejércitos gastando el terreno, es decir, allanando y quitando los tropiezos; gente obligada que, al aparecer el enemigo, se acogía a las tropas, desordenadamente, contagiando el pánico a veces y siempre estorbando la maniobra, y en las derrotas, asesinando heridos para robarles.
El Gran Capitán renunció al sistema; sacaba de las filas cierto número de soldados fuertes que manejando alternativamente el azadón, la pica y la espada, aplanaban las asperezas del la tierra, cavaban trincheras y las defendían.
La idea de Gonzalo era demostrar que sus soldados no necesitaban nadie; quitarles la preocupación de que fuese humillante el uso de la pala y el pico y congraciarse con los indígenas, no exigiéndoles servicios tan penosos.
Para premiar estos trabajos, peligrosos y duros, les concedió el honor de marchar y desfilar en cabeza de regimientos, llevando a la espalda el útil antes aborrecido y luego estimado como un honor.
Siempre se escogían los de estatura aventajada y complexión atlética, y como su atuendo era imponente aparecerían gigantescos y solemnes, causando la admiración de todos.
Por inveterada tradición, todo gastador se consideraba modelo de soldado.
Nunca se veía ninguno en la prevención o en el calabozo, y perder el galón era la mayor vergüenza.
El Marchar a la cabeza del regimiento, dar la guardia en el altar durante el santo sacrificio de la Misa, rodear y escoltar las imágenes en las procesiones, estar exentos de servicios mecánicos y oír las conversaciones de los Jefes, les da mucha importancia entre el resto de la tropa.
Los gastadores constituyen en tipo clásico español, como herencia que nos dejó nuestro Gran Capitán.
Sargento SERRANO
Reescrito por: Novalbos-36

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