martes, 28 de abril de 2009

AQUELLA TARDE (Monedero)

Aquel sendero lo recorría mañana y tarde, como si fuera una diaria rutina. No muy lejos se alzaban unos edificios de regulares proporciones. Era un cuartel. A la izquierda, varios cientos de metros de campo abierto, en ellos veía algunos días a los soldados en constante ir y venir, en la instrucción, en orden de combate… Todo lo contemplaba, día a día, indiferente, como algo que tiene que suceder y de lo que apenas te das cuenta.
Cerca del más alto edificio podía verse un alto mástil, en su parte superior, una bandera. Por un momento pensé que en otros tiempos yo también viví todos aquellos azares, yo también participe de análogos momentos, yo también fui soldado. Seguí mi camino, me encogí de hombros… fue solo un momento… ¿Por qué pensé aquello? Todo había pasado y, sin embargo… ¡Qué fastidio!- me dije-. ¿Por qué acuden a mí estos recuerdos, produciéndome este desasosiego? ¿Molesto? ¿Contento? ¿Nostálgico? Innumerables preguntas se formaban en mi interior formando confusión en mi mente. ¡No!. ¡no podía ser! Quería mostrarme indiferente y nada lograba, sabía que algo en mi interior me hablaba de todo aquello y que mis ojos acariciaban aquellas paredes pese a querer apartarlos de ella. ¿Remordimiento?
¡El toque de oración! ¿Cuántas veces lo había oído? ¿Acaso no fui un soldado más que participo en todo aquello directamente? Sin embargo, aquella tarde, detuve mis pasos, me puse firme como lo hiciera en otro tiempo. Fue un impulso que nació en aquel momento. Fueron unos segundos en los que se mezclaron extraños sentimientos. ¿Satisfacción? Si, eso era, muchas cosas sentí en aquellos instantes…
Las notas de la corneta no me parecían ásperas como otras veces, ahora penetraban en mí con esa extraña fuerza. ! Qué extraño todo aquello! Algunas lágrimas pugnaban por salir de mis ojos y, sin embargo, era completamente feliz en aquellos momentos. Aquella tele bajaba lentamente, como queriendo marcar en cada uno de sus movimientos etapas de gloria, como recordándonos lo que representa o, quizá, diciendo a todos los soldados que aquel cuartel cobijaba: ¡Estoy satisfecha de vosotros; sigo cada una de vuestras alegrías, penas y sacrificios, un día más me habéis servido, estoy orgullosa…
¿Cumplí yo? Como un escalofrió recorrió mi cuerpo, apoderándose de mí un gran malestar. A mi también me hablaría en otro tiempo, quizás me sonriese comprensiva, o quizás le doliese mi inconsciencia. ¡No, de mí no podía estar contenta! ¡Era un perezoso! No atendía en las teóricas, y si ponía algún interés en la instrucción era por miedo a algún castigo… Era negligente en mis servicios, otros lo dieron todo, y yo, miserable de mi, rehuia un simple trabajo, me asustaba cualquier sacrificio, que para otros era un honor, ¿Cómo desprecio mi inconsciencia!
Me senté a pensar, me sentía molesto y avergonzado, por todo lo que no supe ser, y feliz por no haberlo descubierto demasiado tarde. Ignoro el tiempo que permanecí en aquella postura, con los codos apoyados en mis rodillas. ¿Soñé? Mis pensamientos se trasladaron a lugares que conocí en mis tiempos de soldado, con el recorrí hasta el ultimo rincón del cuartel; viví de nuevo las teóricas, las marchas, la instrucción; vi, cómo el Teniente explicaba… ¡De pronto! ¡Soy yo! ¡Me veo ante ese mástil, con mi mirada en ella, mis manos son las que la bajan! ¡Si, son mis manos! ¡Quiero decirle algo, y un nudo en la garganta me lo impide en aquellos primeros momentos de emoción!
Un murmullo como una oración sale de mi labio… Estoy cerca de ti y quiero hablarte, ¿sabes? Me escuchas, ¿verdad? Quiero estar entre los tuyos. ¿Te fijas?, estoy llorando, pero no creas que estoy triste, soy feliz, muy feliz. Un día te besé y quiero besarte ahora, ¿me dejas? Permíteme el honor, y dime, ¿me perdonas?
Se me ha hecho de noche. Me incorporo, prosigo mi marcha. Estoy contento, el camino se me hace más corto; en mis labios, nuevas frases, las dije inconsciente, con gran emoción, no se; creo que las escuche en alguna parte, decían así: Allá donde estés, sea la profesión que tengas, trabajando con honradez también puedes servir a la Patria.
¡TODO POR LA PATRIA! leí antes de perderse ante mis ojos aquellas viejas paredes.

Reescrito. Novalbos-36